A pesar que persiste en la sociedad chilena prejuicios respecto a los reales logros que el pueblo mapuche alcanzó en su grado de conocimiento sobre la astrología, medicina u otras ciencias, al introducirse en ella queda de manifiesto que lo anterior no es así. Entre otras cosas, ellos lograron establecer la definición clara de las unidades de medida de tiempo en sus diferentes etapas, tanto de día como de noche, así como los meses, las estaciones y el año.
Diego Barros Arana, historiador chileno que vivió entre los años 1830 y 1907, fue autor del Libro la Historia General de Chile y en ella, refiriéndose a los mapuche, señala: «Pero el examen de su vida, de sus costumbres y de su industria los ubica en un rango muy inferior. Los hábitos de ociosidad de la vida salvaje, el adormecimiento constante de aquellas facultades por falta de actividad y de ejercicio, los hacía incapaces de concebir nociones de un orden más elevados que la satisfacción de las necesidades más premiosas de su triste existencia».
Si bien lo anterior no merece mayor análisis, ha hecho efecto en la mentalidad colectiva de la sociedad chilena, haciendo que muchos piensen que los mapuche no lograron mayor avances, como lo fueron los Mayas, Aztecas o Incas con sus enormes construcciones. Si a lo anterior se suman los despreciados juicios de Sergio Villalobos, al señalar que los mapuche eran flojos, borrachos y cochinos, más se alimenta el grado de intolerancia e ignorancia con resultados nefastos.
Este artículo es solo una muestra de cuán errados son los escritos de los señores antes citados y de los múltiples conocimientos de la cultura mapuche. Los mapuche en su relación con la naturaleza lograron establecer unidades de medida de tiempo, de tal forma de organizarse para el trabajo y el descanso, los ritos religiosos y las fiestas, el cultivo de la tierra, la castración de animales, la caza o los quehaceres cotidianos. Todo era parte de un ordenamiento de acuerdo a una específica temporalidad.
En este sentido, el concepto más cercano a la idea del transcurso del tiempo es “rvpan antv”, que hace referencia al paso de los días, producto del “waidvf mapu” o movimiento de la tierra o rotación. Así el día y la noche, también tienen sus medidas de tiempo.
Unidades del día
Respecto al día, el pueblo mapuche logró descifrarlo en nueve fases: el “Wvn” o amanecer, que es cuando las estrellas dejan de brillar y el sol está por aparecer; el “xipan antv”, cuando sale el sol y empieza a asomarse entre las montañas y los árboles, el “Liwen”, que se incia por la mañana temprano cuando el sol llega a unos tres cuartos de su avance; le sigue el “pvran antv”, cuando el sol avanza notoriamente hasta que se ubica en forma vertical; “Ragi antv” medio día, justo cuando el sol está sobre nuestras cabezas en forma vertical.
Pasado el mediodía, y siguiendo con las fases del día, se definió el “rvpai ragin antv”, que comienza cuando el sol deja su posición vertical hasta la primera cuarta, antes de que el sol vaya bajando. Posteriormente se da paso al “Amun antv”, que es el avance del sol, momento en que este ya recorrió la primera cuarta parte después del medio día hasta que es notorio el comienzo de la caída del sol. La penúltima etapa del día es el “nag antv” o bajada del sol, que va desde el momento en que el sol baja notoriamente hasta antes que se pierde en el horizonte o el mar. Finalmente el “koni o kon antv” o entrada del sol, cuando el astro comienza a desaparecer en el horizonte o en el mar.
Unidades de la noche
El mapuche también logró estudiar las unidades de la noche, descubriendo siete fases. La primera es el “Xafia” o anochecer, que comienza con el sol ya perdido en el horizonte, aunque todavía se observa su luz, y termina cuando ésta se ha perdido complemente y se oscurece (los lafkenches llaman a la entrada de la noche “zumzumi”). El “Pun” o la noche, desde que oscurece hasta que comienza a amanecer. “Ragi pun” o la mitad de la noche. El “Alv pun”, desde pasada la media noche, hasta antes del momento de mayor oscuridad. El “Kurvwuntu” o negrura, que es el momento de mayor oscuridad y anuncia que luego amanecerá y finalmente el “epe wvn”, antes del amanecer.
Unidad de la luna
Así como descifró el día y la noche en sus diferentes etapas, el mapuche ideó su calendario de acuerdo a una constante observación de la luna y sus efectos en la naturaleza y en las personas. Concluyó que “kiñe kvyen” o una luna (o un mes), tiene 28 días, aunque hay otros que tiene 26 y algunos 27. El Kvyen tiene cuatro fases: “We kvyen”, luna nueva; “Apoy pvrapan kvyen”, luna creciente; “Apoy kvyen”, luna llena y “Nag kvyen” o luna menguante.
Las fases de la luna indican el tiempo preciso para el cultivo de la tierra, las cosechas, la tala de árboles, el tratamiento de los animales, matrimonios, etc. Debido a que la luna se demora aproximadamente 28 días en dar vuelta la tierra, son trece los meses del año en el calendario mapuche y no 12 como en el gregoriano.
Finalmente hay que agregar las cuatro unidades de tiempo correspondiente a las estaciones del ciclo completo o xipantu. Estos son: el pukem, tiempo de lluvias; pewv, tiempo de brotes; walvg, tiempo de sol o cosecha y el rimv tiempo de descanso de la tierra.
Nuestros deseos
Esperamos que tras la llegada de un nuevo año en los pueblos indígenas, este traiga nuevas energías para afrontar los múltiples desafíos que como mapuche y todos los pueblos originarios tenemos. Que la justicia se imponga frente a tantos atropellos de que somos objeto constantemente. Que los integrantes de estos pueblos seamos capaces de re-articularnos como sociedad, como movimiento en un nexo de unidad inquebrantable, pero respetando nuestros grados de autonomía interna, que es lo que nos ha llevado a existir y no ser extinguidos.
Del mismo modo, nuestros deseos son para que las autoridades políticas de los estados nacionales, especialmente de Chile y Argentina, reconozcan los conocimientos, valores y derechos del pueblo mapuche y todos los pueblos originarios. De esa manera desterrar los prejuicios, errores y horrores escritos por Barros Arana, Villalobos y tantos otros autores que han tergiversado y minimizado la riqueza cultural mapuche. Dicho reconocimiento contribuiría inmensamente a conformar una sociedad mucho más respetuosa, justa, armónica e igualitaria.
* Mapuche, Comunicador Social y Periodista.