En la Sociedad Inca, la miel y la cera eran elementos que preservan la vida, los principales cronistas nos relatan que los Incas tenían como Filosofía lo siguiente: “TODO LO QUE PRESERVA LA VIDA SE RESPETA”, es por ello que la miel de abeja era a manera de regalo de los APUS, su nombre era MAPA MAMA, cuya traducción es ”Aceite o Cera de la Madre”. Era considerado como un manjar para el paladar exquisito y alimento natural para el cuerpo. Según el cronista indio Huaman Poma de Ayala, el mes de Septiembre, llamado también COYA RAYMI QUILLA , mes de la Mujer o de la Qolla, era una de las festividades mas importantes de los Incas, en ella se hacia la presentación de todas las mujeres que habían llegado a cumplir su KIKUCHICUY o primera menarquia, en esa fiesta se consumía todo tipo de flores acompañado de miel de abeja, puesto que a esta delicia se le atribuía como el preservante de la belleza y lozanía en las mujeres.
Nuestra cultura heredo de nuestros antepasados el gusto y respeto por la abeja y su miel. Entre los Incas de la Antigüedad, por ejemplo, las abejas fueron insectos muy preciados, a estos lo llamaban WAYRURONGO aún en la actualidad, en la la ciudad de Huaraz, Huancayo y otras del centro andino del Perú, creen que la cera tiene gran fuerza como ofrenda por ser atributo de los Dioses. La Madre (Diosa Inca), MAPA MAMA es la creadora de las abejas y la que protege la miel. Lamentablemente no se ha encontrado representación antropomorfa de ella, solo se sabe que para ofrendas muy especiales se tiene que poner miel de abeja para asi agradar a su APU, este espíritu todopoderoso aún está vigente entre los peruanos de las ciudades mas andinas. A este animalito se le compara con la hormiga, en algunos sitios hasta le dan el nombre de “SIKIMIRA” (hormiga), su dedicación al trabajo y el respeto a su reina hacen posible esta comparación.
Una de las mieles más preciadas es la que nos brinda el departamento de Junín, sin embargo, son varios los departamentos de la República donde el cultivo de abeja es fructífero a nuestro paladar y olfato, porque aunque apenas perceptible a nuestro sentido, el aroma de la miel define la flor que le dio origen. No cualquier terreno es propicio para la apicultura, sino sólo aquel que es rico en árboles melíferos, y Cerro de Pasco, Junín y Huánuco, por ejemplo, son departamentos donde abundan la flor y los árboles frutales.
Pocos conocen que los Mochicas eran muy amantes de la Miel de Abeja de los campos de Tomate, a este producto resultante de la flor del tomate se le da una importancia medicinal muy apreciada. El rico balance de sus componentes era la base de que la miel sea tan ampliamente utilizada como complemento alimenticio de la nutrición de los Incas. El alto contenido de carbohidratos (fuente de energía de rápida disposición) y la presencia de hormonas, vitaminas, aminoácidos, minerales y otros constituyentes orgánicos, le confieren a este producto un alto potencial de suplemento alimenticio que debe ser investigado (Romero M. M.N. 1997 La Miel de abeja en los cultivos de tomates de Aztecas e Incas. Tesis de Doctorado en Historia Colegio de Postgraduados. Montecillo. México).
El valor nutricional y su exquisito sabor hacen de nuestra miel peruana, un producto de gran aceptación y demanda en nuestro país y en el extranjero. Y en estos departamentos además nos instruyen en los beneficios de la miel, en el quehacer apícola y ponen a nuestro alcance todos los productos nutricionales, como la miel, la jalea real, el polen, el propóleo, y también productos cosméticos elaborados a base de miel y jalea real sobre todo, como cremas, shampos, jabones, y hasta golosinas como mermeladas y dulces. A lo largo de la historia, se ha escrito sobre las abejas, también se han realizado estudios científicos sobre la miel en los que se ha probado la riqueza que ésta tiene en cuanto a minerales, vitaminas y aminoácidos. Sin embargo, no tuviéramos ninguno de estos beneficios sino fuera por el trabajo metódico y paciente del apicultor, quien tras largas jornadas de trabajo trae hasta nosotros el dulce sabor de la miel y el sutil aroma de las flores y los frutos que la alimentan, como la manzana, el durazno, el naranjo y la flor de mani, esta última muy preciada por dar a la miel un toque especial en su aroma y color.