Declaración Pública del Consejo Nacional Aymara, Arica

Publicado en Cartelera, Derechos el 22/04/2006 por admin

Declaración Pública / Arica, 20 de Abril del 2005aymara Declaración Pública.
1. El Consejo Nacional Aymara de la Comuna de Arica y la Comisión de Derecho Indígena de Arica ha tomado conocimiento que el Gobierno ha enviado al Congreso Nacional con carácter de urgencia simple, un reconocimiento constitucional de los Pueblos Indígenas, a su vez el texto que se quiere reconocer a los pueblos indígenas es el mismo que en años anteriores ha sido rechazado por los pueblos indígenas, debido a que es inaceptable, ya que no reconoce los derechos y libertades fundamentales de los pueblos indígenas: siendo la siguiente redacción:

“ Es deber del estado resguardar la seguridad de la nación para dar protección a la población y la familia, propender el fortalecimiento de esta, promover la integración armonica de todos los sectores de la nación y asegurar el derecho de las personas a participar con igualdad de oportunidades en la vida nacional. Especialmente la ley garantizara el derecho a conservar, desarrollar y fortalecer la identidad, idiomas, instituciones y tradiciones espirituales, sociales y culturales de los Pueblos Indígenas de la nación Chilena”

2. El Consejo Nacional Aymara de la Comuna de Arica y la Comisión de Derecho Indígena de Arica considera que la iniciativa carece de toda participación de las organizaciones representativas de los pueblos indígenas y en especial del Pueblo Aymara, y el texto esta por debajo de todos los reconocimientos constitucionales que se han consensuados entre los estados y los pueblos indígenas en America Latina y el caribe.

3. Consejo Nacional Aymara de la Comuna de Arica y la Comisión de Derecho Indígena de Arica no aceptara ningún texto de reconocimiento que no cuente con la participación de las organizaciones aymaras.

4. El Consejo Nacional Aymara de la Comuna de Arica y la Comisión de Derecho Indígena de Arica propone al gobierno a impulsar un dialogo abierto y transparente tal como lo establecen las recomendaciones del Relator Especial de Naciones Unidas y que lamentablemente no fue cumplido por el gobierno anterior. La recomendación es la siguiente. “El Relator Especial recomienda a la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, en consulta con su Asesor/Representante para América Latina y el Caribe, organice, en cooperación con el Gobierno, los pueblos indígenas del país y otras partes interesadas una reunión de seguimiento dirigida a identificar maneras en las que el Sistema de las Naciones Unidas puede asistir a las autoridades del Estado en la puesta en práctica de las recomendaciones establecidas en el presente informe.”

5. Esperamos que la doctrina de la negación hacia a los pueblos indígenas y sus derechos no se imponga y alentamos al gobierno a que genere un proceso de participación plena y efectiva de los pueblos indígenas

6. El Consejo Nacional Aymara de la Comuna de Arica y la Comisión de Derecho Indígena de Arica hace un llamado a todos los dirigentes y miembros de las organizaciones a estar en alerta y atentos e informarse sobre la situación.

Richard Fernandez Chavez
Juan Medina Cuba
Consejo Nacional Aymara
Comisión de Derecho Indígena de Arica
Comuna de Arica Urbano

Radio Renacer Andino de Antofagasta

Publicado en Cartelera el 22/04/2006 por admin

tejedora 02 Renacer Andino es una iniciativa privada, que surgió por la necesidad de crear espacios para difundir nuestra música, cultura y patrimonio regional. Es así que ya desde hace 15 años hemos mantenido un programa radial en distintas estaciones de la ciudad, siendo unos de los pocos programas con esta trayectoria.

Debido a la globalización mundial a través de nuevos canales de información (Internet) y como una forma de proyectar al mundo el quehacer cultural de nuestra macro zona norte hemos creado nuestro sitio web ww.renacerandino.cl, sitio en el cual podrá encontrar información relacionada con el quehacer cultural artístico de nuestra región, junto con ello creamos una Radio en Línea que funciona las 24 horas del día y en donde difundimos especialmente músicos regionales, además de música latinoamericana de raíz folclórica. De igual forma mantenemos nuestro programa los días sábados apartir de las 13:00 hrs en radio Atlanta 103.9 fm (se repite el domingo mismo horario) SOLO REGION DE ANTOFAGASTA.

Invitamos cordialmente a ayudarnos con : difundir nuestro trabajo con sus contactos

Ramon Olivares cisternas
rut 10.464.011-7
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Miramar norte. Antofagasta
Fono 56 + 92491355 / Movil 92491355
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Niños Inca Duermen en la Cima de Los Andes

Publicado en Actualidad, Historia, Infancia el 22/04/2006 por admin

plomo 1 Renace vieja teoría de biólogo español
«Las montañas son el medio. El hombre es el fin.
El objetivo es mejorar al hombre, no llegar a la cumbre de las montañas»

Hallazgo de tres nuevas momias, ahora en el Volcán Llullaillaco, revive tesis que los Incas sepultaron a niños con vida, sólo dormidos con coca, como mensaje a los hombres de ciencia del siglo XXI. Otro niño inca, encontrado en el Aconcagua, revela curiosas similitudes que avalan fantástica idea que los pequeños estuvieron vivos y durmiendo más de 500 años. El sacarlos sin las precauciones debidas, se consideró un asesinato.

El hallazgo de las tres momias congeladas cerca de la cima del Volcán Llullaillaco está a punto de convertirse en un problema limítrofe con Argentina, porque no está claro en qué lado del volcán (aún en actividad) se hizo el hallazgo. El Llullaillaco de 6.723 metros de altura, se encuentra en el límite de ambos países. Frente a Antofagasta, por Chile, y de Catamarca, por Argentina. Las momias fueron encontradas por el antropólogo alemán, Johan Reinhardt y llevadas al vecino país para su estudio. Sin embargo, desde Chile, han surgido voces que reivindican la claridad del asunto y aunque algunas personas quieren que las momias sean devueltas a Chile –si fue encontrado en la ladera oeste del Llullaillaco- o bien, que científicos de ambos países participen en su estudio.

Los hombres de ciencia de nuestro país, tienen a su haber la más antigua experiencia en este tipo de asuntos, puesto que la primera momia incásica descubierta en América, tuvo por escenario el Cerro “El Plomo”, en Santiago, hace casi medio siglo. En 1985, escaladores argentinos encontraron una momia semejante, en el Monte Aconcagua, a la misma altura en que se hiciera el hallazgo de El Plomo, poco más de cinco mil metros y este tercer hallazgo, que conmueve a los hombres de ciencia, también estaba a cinco mil metros. De acuerdo a los estudios realizados en su época por los especialistas chilenos, la altura de los enterramientos, no es una coincidencia, sino que obedece a un conocimiento científico de los Incas de hace 500 años, puesto que a los cinco mil metros por sobre el nivel del mar, se encuentra la temperatura ideal para conservar los cadáveres sin que se descompongan ni sufran un frío más intenso que los podría deteriorar, si se les sepultara a mayor altura.

Este hallazgo y polémica, que comienzan a surgir alrededor de las tres momias, trae al recuerdo las fantásticas revelaciones que se hicieron por hombres de ciencias chilenos y españoles en relación al llamado “Niño de El Plomo”, puesto que se ha llegado a la conclusión que el menor, cuya edad era de ocho años, no estaba muerto al ser descubierto, el día 1° de Febrero de 1954 por un arriero y su sobrino, sino se encontraba en hibernación. Es decir estaba con sus funciones vitales suspendidas y mantenido con vida por el hielo que lo cubría y el frío de esa altura. Algo realmente sorprendente y que el hallazgo de otro niño en el Monte Aconcagua, vino a confirmar las teorías que en los años sesenta y setenta, elaboraron hombres de ciencia en cuanto a que el niño de El Plomo, no sería el único ser humano, con su vida congelada, sino que los Incas de hace 500 años, talvez le dejaron un mensaje a los científicos del siglo XXI en varias partes de la cordillera andina. Los hallazgos del Llullaillaco, desean ser conocidos por los científicos chilenos, porque si se trata del mismo caso de El Plomo y del Aconcagua, la cordillera debe guardar muchos niños congelados, pero con vida suspendida a la espera que nuestra moderna ciencia los vuelva a la vida, medio milenio después.
¿Muy fantasioso? Vea la historia de este pequeño príncipe incásico descubierto en Santiago de Chile y que al decir de los investigadores, fue “asesinado” al ser removido de su cámara de hielo, sin tener las debidas precauciones.

Niño congelado, no momia

Veamos la descripción que del niño se hizo en la época de su hallazgo:
No es una momia. Las momias son cadáveres embalsamados para que se conserven por mucho tiempo, pero a los cuales seles ha despojado de las vísceras. El niño de El Plomo, en cambio es un niño congelado. Científicamente se les denomina ‘liofilizado’. El niño del cerro El Plomo está intacto. Tiene todos sus órganos vitales internos. Exteriormente su cuerpo es similar al de un ser humano vivo. Con pies, rostro completo con su boca, frente, ojos con pestañas, nariz y la cabeza cubierta con un complicado peinado de múltiples trenzas. Está reclinado sobre sus piernas y con sus manos apoyadas en las rodillas, actitud de oración.

La fantástica hipótesis de que el niño no era una momia y en cambio estaba con animación suspendida, la emitió el biólogo español, García Beltrán y todo indica que el hombre de ciencia hispano, tenía mucha razón.
El hallazgo, como se dijo, lo hizo el arriero Luis Gerardo Ríos y su sobrino, Jaime Ríos Abarca en un lugar del cerro El Plomo, ubicado a 5.200 metros de altura, conocido como “La Pirca de los Indios”. Tras excavar en el hielo, descubrieron varios objetos de oro y otros adornos funerarios, que luego desaparecieron (talvez vendidos por Ríos). Luego de extraer al niño de su cámara de hielo, lo trasladaron hasta una cueva más abajo del cerro, a unos cuatro mil metros de altura. Allí lo escondieron. Un mes y nueve días, después mientras negociaban su venta al Museo de Historia Natural, lo bajaron para llevarlo a Puente Alto. En esta ocasión –recordó Ríos y su sobrino- el cuerpecito que pesaba al sacarlo del hielo, unos 35 kilos (peso normal de un niño de ocho años y tres meses de edad), había adelgazado y ahora pesaba sólo quince kilos. Mientras lo transportaban cerro abajo, el niño comenzó a emanar aceite y a sangrar de sus oídos. Prueba irredarguible que -–uinientos años después- el pequeño inca estaba vivo, pero congelado.

Fatal pérdida de tiempo

El entonces director del Museo de Historia Natural, Humberto Fuenzalida, relató los entretelones de la compra del niño incásico a los arrieros.

“El 16 de Febrero recién pasado (16 Febrero 1954), la señora Greste Mostny, Jefe de la Sección de Antropología del Museo Nacional de Historia Natural, recibió la visita de un campesino que dijo ser arriero cordillerano y éste le contó que habría encontrado en la cordillera una momia indígena. La señora Moslny se interesó vivamente por la noticia y pidió algunas referencias suplementarias. Como yo no estaba en Santiago, rogué al campesino que volviera los primeros días de Marzo para conversar conmigo y tratar la compra de la momia, junto con los ornamentos y los objetos que la acompañaban”. “Unicamente treinta días después la señora Mostny y otros especialistas concurrieron a Puente Alto y vieron la momia con sus ojos. Quedaron tan impresionados que recomendaron que el museo debía hacer cualquier sacrificio para comprarla. Pero, ¿qué había sucedido con el pequeño inca en el lapso que media entre su descubrimiento –10 Febrero 1954- al 18 de Marzo de ese año, cuando los antropólogos lo observaron por primera vez?. El arriero Ríos dijo entonces al desaparecido vespertino “Los Tiempos”: “Cuando tropezamos con su cuerpo y lo sacamos cuidadosamente, pesaba más o menos 35 kilos, cuando volvimos a ‘piedra numerada’, (donde lo escondieron) un mes y nueve días más tarde, nos encontramos con una tremenda novedad; estaba reseco y a lo sumo pesaba 15 kilos. Fue el viento cordillerano que en esa región es seco y constantemente el que operó el milagro”.

“Años después, en 1987, Hans Niemayer que dirigía el museo, dijo a La Nación: “Lo que sucedió fue que ya había empezado el proceso de deshidratación del cuerpo congelado al extraerlo de su cámara mortuoria en el hielo sometido a liofilización, es decir, a una combinación perfecta de temperatura y humedad que logró su conservación”.

Adormecido con coca

El pequeño no falleció de ninguna enfermedad ni accidente. Eliana Durán, entonces Jefe de Antropología del museo señaló en su época: “Las investigaciones señalan que el infante fue emborrachado con coca e instalado en su sepulcro de piedra y hielo. Se adormeció lentamente con el frío y sin sufrir dolor alguno ni darse cuenta, falleció”.

El biólogo español, García Beltrán, hizo notar un detalle muy sugerente en respaldo a su teoría que el niño inca estaba con vida al ser desenterrado del cerro El Plomo. Entre los objetos de Oro y Plata que encontró el arriero, al lado del pequeño (“estatuillas” dijo), aparte de una bolsa con hojas de coca, se encontraban figuras de Oro, una de las cuales era un sapo, según el científico hispano, que los incas sabían perfectamente lo que estaban haciendo. El poner un sapo de Oro al lado del niño, era un mensaje a la posteridad, puesto que la técnica del “sapo helado” era conocida desde la llegada de los conquistadores españoles al Perú. Un sapo puede vivir hasta doce años enterrado en el hielo gracias a sus venenos, y ser resucitado años después. De hecho, hay constancia histórica, que los incas sabían conservar incorruptos los cuerpos humanos, con su técnica de congelamiento, que hoy se conoce como de “animación suspendida”.

Para el biólogo español Beltrán, que aseguraba que en Los Andes hay muchas otras momias esperando ser desenterradas de su cámara de hielo, para entregar sus secretos a los científicos del siglo XXI, los recientes hallazgos son una confirmación.

La momia encontrada en el Aconcagua en 1985, también era un niño y estaba a cinco mil metros en el hielo, donde la temperatura es semejante a la de El Plomo. Dicha momia fue llevada a Mendoza y se ignora su destino posterior.

Ahora los tres cuerpos encontrados en 1999 en el Llullaillaco, están en San Juan y se cree que también se trata de niños. Lo curioso es que también fueron encontrados en cámaras de hielo a cinco mil metros de altura, o sea, la misma temperatura de los hallazgos anteriores.

Parques Nacionales y Exclusión Indígena

Publicado en Actualidad, Madre Tierra el 18/04/2006 por admin

conguillio 2 copia En las últimas semanas nos hemos informado del proceso de licitación para la administración de servicios turísticos en Áreas Silvestres Protegidas que la Corporación Nacional Forestal, en conjunto con SERNATUR, están impulsando a lo largo del país. De acuerdo a la información disponible, en la región de la Araucanía dicha licitación involucra al Parque Nacional Conguillío, al Parque Nacional Huerquehue, al Parque Nacional Villarrica y a la Reserva Nacional Villarrica.

Según la convocatoria pública realizada para estos efectos, se trata de una licitación abierta, en la que podrían participar “Todas las personas naturales o jurídicas, nacionales y extranjeros, con interés en operar los servicios ecoturísticos en las Áreas Silvestres Protegidas y que tengan condiciones para desarrollarse con responsabilidad social y ambiental, tales como empresarios, fundaciones, organizaciones comunitarias, ONGs y otros”. (En web: http://www.sernatur.cl/Areas_Silvestres/Convocatoria/convoca.html)

De acuerdo a la información proporcionada por organizaciones mapuche, y por la propia CONAF, hasta la fecha no ha existido en este proceso de licitación participación de las comunidades mapuche aledañas a estas áreas protegidas. Esto a pesar de que dichas comunidades han hecho uso ancestral de ellas y de sus recursos naturales, y, en algunos casos, tienen reclamaciones territoriales sobre las mismas. En efecto, ninguna de las propuestas hasta ahora presentadas para asumir la gestión de los servicios turísticos en dichas áreas proviene de comunidades mapuche.

Incluso más, en el caso del Parque Nacional Villarrica se hace en tierras reclamadas por las comunidades mapuche de Calafken y Panguipulli, las que han denunciado la licitación como “una nueva forma consolidar la usurpación y exclusión”, dado que se hacen en “tierras que han pertenecido histórica y tradicionalmente a las comunidades y son de uso comunitarios,” las que incluyen centros ceremoniales y lugares sagrados donde realizan manifestaciones religiosas, culturales y espirituales colectivas, respecto a las cuales existen reivindicaciones e incluso una mesa de dialogo con instancias de gobierno (Comunidades Mapuche de Panguipulli y Consejo de Todas las Tierras).

Frente a esta situación el Observatorio de Derechos de los Pueblos Indígenas se hace un deber de señalar:

1. El proceso de licitación de estas áreas protegidas sin información y consulta a las comunidades, vulnera la ley indígena 19.253 la que en su artículo 34 establece que los servicios de la administración del estado cuando traten materias que tengan ingerencia con cuestiones indígenas deberán escuchar y considerar la opinión de las comunidades y asociaciones que los agrupan. Más específicamente contradice el artículo 35 de la misma ley que dispone que en la administración de las áreas silvestres protegidas deberá considerarse la participación de las comunidades allí existentes.

2. El mismo proceso vulnera los principios que orientan la política sobre participación comunitaria de CONAF relativa a la gestión de las áreas protegidas (2002). De acuerdo a dicha política, CONAF promueve la información, la consulta, la asociación, la colaboración y la integración con las comunidades aledañas y pueblos indígenas para la potenciación de las áreas protegidas y su preservación y desarrollo.

3. La forma en que CONAF y SERNATUR están llevando adelante este proceso resulta claramente contradictoria con la Convención sobre Diversidad Biológica de Naciones Unidas (1992), ratificada por Chile, en cuyo artículo 8, se establece la obligación de los estados de “respetar, preservar y mantener los conocimientos, las innovaciones y las prácticas de las comunidades indígenas y locales que entrañen estilos tradicionales de vida pertinentes para la conservación y la utilización sostenible de la diversidad biológica …”. Además, contraviene la Agenda XXI de1992, también suscrita por Chile, en que se plantea la necesidad de permitir a los indígenas mayor control sobre sus tierras, autogestión de sus recursos, y participación en la toma de decisiones que les afectan, incluyendo, participación en la administración de áreas protegidas (Cap. 26.4)

4. Finalmente, contrasta con la tendencia hoy imperante en el mundo en relación a considerar la participación activa de las comunidades indígenas y rurales en la gestión de las áreas silvestres protegidas, toda vez que los conocimientos tradicionales indígenas potencian la conservación de la biodiversidad que hay en ellas y fortalecen sus derechos de autogestión. Paradojalmente, dicha tendencia ha sido asumida por CONAF en el norte de Chile en el caso de la reserva Los Flamencos, en la que comunidades lickanantai o atacamañas se encuentran gestionado diversas unidades de esa reserva desde comienzos del 2000 con resultados muy positivos tanto para la protección ambiental como para el fortalecimiento económico y cultural de dichas comunidades. En el caso del pueblo mapuche, lamentablemente, la única experiencia existente en este sentido no se encuentra en Chile, sino en Argentina. Se trata del Parque Nacional Lanín, en la provincia de Neuquén, el que con casi medio millón de hectáreas, es administrado desde el 2002 por un consejo paritario de representantes mapuche y de Parques Nacionales, permitiendo de esta forma avanzar hacia formas de colaboración en la protección de los recursos naturales y en el reconocimiento de los derechos de participación indígena en el uso y la gestión de sus territorios ancestrales.

Por lo anterior es que denunciamos este proceso de licitación de servicios turísticos en áreas protegidas en territorios indígenas convocado por CONAF y SERNATUR como una nueva forma de exclusión de los pueblos indígenas en la gestión de los recursos naturales que están íntimamente asociados a su economía y cultura.

Hacemos un llamado al nuevo gobierno para que suspenda este proceso de licitación antes de que este concluya, de modo de evitar que este se consolide, instándolo a sus autoridades a generar una nueva política en materia de gestión de áreas silvestres protegidas basada en el reconocimiento de los derechos que la legislación nacional e internacional reconocen a los pueblos indígenas en la materia.

Observatorio de Derechos de los Pueblos Indígenas

Paulina Acevedo Menanteau
Coordinadora Área de Comunicaciones
Observatorio de Derechos de los Pueblos Indígenas
09.7363534
(56-45) 213 963 / 214 202 / 218 353
observatorioderechosindigenas@yahoo.es
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Intelectuales Indígenas Piensan América Latina

Publicado en Actualidad, Sabiduria el 17/04/2006 por admin

lauta maComo un hecho cultural histórico en Chile, fue calificado el simposio “Intelectuales Indígenas piensan América Latina”, realizado los pasados 5 y 6 de abril en los salones de la Casa Central de la Universidad de Chile.

La convocatoria fue organizada por el Centro de Estudios Culturales Latinoamericanos de la Universidad de Chile.
En el encuentro se vivió un explicito ambiente de emoción e interés por la visita importantes profesionales indígenas nacionales e internacionales.
En un salón repleto el profesor Grinor Rojo, Director del Centro de Estudios Latinoamericanos bailó gustoso ritmos aymaras, rescatados en el CD educativo que Rosa Quispe, profesora aymara de la Universidad Arturo Pratt creó, para enseñar el idioma aymara a niños de enseñanza primaria. Un material educativo que no existía y que facilitará la enseñanza en la comunidad nortina y chilena en general.
Ciertamente fue un encuentro intelectual importante pero muy distinto a los que normalmente podemos presenciar en dicha casa de estudios.
En esta ocasión, se vivió una especial emoción; puesto que por primera vez en la historia de nuestro país, se sientan, de igual a igual: antropólogos, profesores, lingüistas, sociólogos indígenas junto al profesorado huinca, que desde siempre se ha posicionado en la tradición universitaria educativa.
Esta vez, fue el mundo indígena quien se tomo la palabra, el tiempo y los planteamientos. Llegaron con la dignidad que siempre han tenido y que desgraciadamente algunos medios de comunicación se empeñan en opacar bajo la fetichista imagen que se han empeñado en mostrar; de una naturaleza violenta y caprichosa, sin siquiera llegar a cubrir de, manera seria, sus contextos y situación.
Llegaron para ser escuchados: no desde el ambiente de una marcha, de petitorios, o como público anónimo que escucha desde lejos. Llegaron a sentarse en un sitial que les pertenece por derecho humano y al cual nunca antes habían acezado de manera tan ecuménica como en esta ocasión.
Porque educación para todos, en Chile sólo es un lema. La praxis educativa nos ha dicho otra cosa. Hasta estos días en que el ambiente intelectual de dicha casa de estudios vivenció la presencia, experiencia y voz de estos representantes de la cultura de los pueblos originarios.
En su gran mayoría, los profesionales arribaron vistiendo trajes típicos, práctica común en países como Ecuador y Bolivia.
Elias Ticona, lingüista boliviano explicó las diferencias dialectales del idioma aymara. Las lógicas bajo las cuales funciona el idioma y desde allí, poder entender las diferencias en sus significantes que separan a este idioma del castellano y de cómo este pueblo comprende la naturaleza de las cosas. Con entusiasmo Ticona instó a sus oyentes a que “siendo diferentes podemos potenciar el diálogo creativo”.
Por su parte, Ariruma Kowii, lingüista, poeta y Director de la cátedra de pueblos indígenas en la Universidad Andina Simón Bolivar de Ecuador, explicó los procesos de resignificación de la memoria y los trabajos que el pueblo ecuatoriano ha venido desarrollando.
Aplaudida fue la presentación de Estelina Quinatoa, antropóloga quichua, de la Reserva Arqueológica del Banco Central de Ecuador, presentando los avances progresos y dificultades respecto del proceso de posicionamiento que han tenido las étnias en el mundo social y cultural del ecuador.
El boliviano Carlos Madani, historiador aymara, del Centro de Estudios Latinoamericanos, la Paz Bolivia, explicó, con gran elocuencia metafórica, la importancia del rescate y _Reconstitución del Ayllu_, lo que significa reestablecer el orden anterior a la colonia en cuanto a la cosmovisión de los pueblos originarios. Lo anterior, fue respaldado por el agrónomo quechua Igidio Navega, Coordinador General del Programa Regional de América del Sur de Oxfam América, quién en su ponencia desarrollo los argumentos políticos culturales he históricos respecto de las injusticias vividas por dichos pueblos.
Estos son sólo algunos ejemplos de las ponencias que se dictaron en dicho encuentro.
Cabe destacar que a la cita no acudió ningún medio escrito, ni audiovisual chileno, a excepción de los medios internos pertenecientes a la Universidad y aquellos que surgen de las ONG que trabajan, de manera especializada, en los temas indígenas.

Valeria Gallardo
Periodista cultural
084039158
imazumac@yahoo.com

Kimel Trawun en Los Pellines

Publicado en Actualidad, Infancia, Mujer el 01/04/2006 por admin

pellines tiajardin El día 24 de marzo en la escuela rural de Los Pellines había un gran ajetreo. Desde temprano llegaron los niños/as que caminaron desde sus casas por caminos sólo transitados, a esas horas, por traros , tiuques y ñancos. Un poco más tarde fueron llegando los pichequeche, los párvulos, del jardín infantil de Los Pellines.
Los esperaba en la puerta la tía Ximena Ñanco, tranquila y dueña de la situación como lo hace habitualmente, aunque algo más apresurada. Sería tal vez porque era el día elegido, para presentar un nuevo año, el año escolar de los niños mapuche de esta comunidad costera de la comuna de Valdivia en la Décima Región.
Se había propuesto realizar esta ceremonia en un lugar rural, lejos de la ciudad, llevando a esta rica comunidad escolar, también el protagonismo y por eso venían todos con sus mejores ropas. Un poco después se vio venir por los caminos a los apoderados, se repetía la historia, concurrían para ver a sus hijos y representar a sus maestros sus mejores anhelos de ver que se inicien en la vida por la senda de una buena educación. Pensaban que encontrarían allí a sus hijos presentando lo mejor de sí a los invitados que eran como siempre las autoridades locales y educacionales, un ex funcionario municipal que siempre los ha acompañado apoyado en sus demandas de mejoras para la comunidad y escuela y Ser Indígena.
Finalmente y como lo señaló en la apertura del acto el director y maestro único de la escuela don sólo llegó el homenajeado y Ser Indígena. Y allí estábamos, representando lo que nos gustaría hacer dentro y fuera del país respondiendo a todas las invitan que nos llegan por la web, como si también pudiéramos desplazarnos virtualmente y llevar nuestros cuerpos, voces y manos para apretar otras tantas, pero hermanos que le vamos a hacer, el milagro tecnológico no ha llegado a tanto, así es que nos conformamos con estar con nuestros hermanos de territorio, el territorio lafkenche williche de la costa de Valdivia.

Kimül Trawun, el acto escolar
pellines arbolesComenzó con cantos escolares y salmos. Se hacía presente el grupo evangélico que siempre está cerca de la escuela, apoyando a sus maestros: Nelson Ríos de la escuela y Ximena Ñanco del jardín infantil. Siguió con la representación de una leyenda mapuche por parte de los niños de la escuela. Vimos creatividad y decisión de hacer lo máximo con pocos recursos y sencillez de elementos. Flores y árboles surgieron de cartulinas pintadas que luego fueron usadas a modo de vestido sobre los personajes que representaban. La piche domo quería ser una flor y la machi la transformó en copihue, pero las hijas del cacique (lonko) de Curiñanco fueron a cortar flores y si no es porque sus buenos amigos los árboles la esconden la historia tendría otro final. Por eso es que la niña vuelve a llamar a la machi y a pedirle ser niña y seguir su camino natural por la vida.
Con la misma y su natural forma el acto escolar siguió con la presentación de los niños del jardín infantil que lucían sus vestimentas y joyas mapuche, recién elaboradas para la tarea de reforzamiento de su identidad mapuche en que la tía Ximena trabaja con ellos. Uno de los motivos también, de la fiesta escolar, era presentar a los niños con sus atuendos e instrumentos musicales mapuche, realizados por los buenos artesanos de la zona, los que contribuyen al objetivo de que “vivan su cultura” y no sólo la representen con los elementos escolares que hablan de un pasado que se evoca como a lo que ya nunca será.
a>pellines familia Usando sus zapatos de lana, que se instalan en cuanto llegan, para no acarrear el barro que se eterniza en largos meses del año y es necesario que sepan que el piso siempre brillante entrega calidez y optimismo por esas salas que bien conocemos, se dieron a la tarea de moverse en círculo y mover cabezas y pies a un ritmo que era la envidia de los asistentes. Así, bailando choike purun y luego lonko purun, el grupo de párvulos unos 11 o 12, mostraron un futuro posible. En la mirada atenta de sus mayores se reflejaba un orgullo no disimulado y tal vez una nostalgia de lo que no vivieron, porque por generaciones se evitó mostrarse en los recintos escolares y del winka como mapuche.
Pero los tiempos comienzan a cambiar y el pachacuty que anuncian los pueblos andinos se hace presente en todas partes. Ximena Ñanco representa este cambio, ella y el presidente de la comunidad indígena lucían su vestimenta tradicional. Ella con trapelacucha (pectoral), trarilonco (cintillo de plata) y su trariwe (faja de lana) y él de camisa y pantalón pardo, trarilonco en los hombros, a lo Evo Morales, y morral de lana terciado tejido en un telar mapuche del lugar.
Así con esta diversidad cultural, unos representando al mundo adquirido, en religión y formas -pastores evangélicos, de terno y corbata- correctísimos y bien lustrados y los otros/as al mundo indígena que renace y recupera formas y espacios culturales. Todos conforman esta comunidad intercultural, rica y diversa, donde surge el respeto por el otro, que es lo que en el aula surge cuando no hay discriminación, y todos son distintos pero iguales, en derechos culturales, y eso es lo que se respira en la kimel trawun de Los Pellines.

Epeu (cuento) final
La ceremonia culminó con la inauguración de una sala con el nombre de Sala Osvaldo Burgos, quien muy emocionado comprendió que todo ese esfuerzo de acercamiento y respuesta ha las demandas de una comunidad rural vale la pena. Así recordó cómo fue surgiendo la escuela, la que antes asemejaba una ruka por su techo de paja brava, pero en muy precarias condiciones; y por su boca agradecida salieron palabras sobre el mucho esfuerzo que costó a todos ellos traer la madera por unas rutas que no eran caminos como el de ahora –que aún deja mucho que desear- sino huella para transito de animales y personas, pero no para vehículos que los transportaran. La escuela por fin fue una realidad y todos se felicitaban. De allí a los mates, sopaipillas y milcaos, catutos o multrün, sin faltar bebidas de fantasía, café y kuchen, una costumbre arraigada desde que los colonos alemanes se instalaron en la zona en el siglo XIX. Y el broche de oro lo puso en ese momento de distensión, el presidente de la comunidad indígena, quien en un sabroso epeu* que le surgía naturalmente, contó con pelos y señales, y que buenos son en eso los mapuche, una experiencia de viaje solidario hasta el lago Maihue, que vivió cuando como dirigentes de las comunidades de la costa, llevaron la ayuda para las comunidades afectadas por la gran tragedia del verano, en donde murieron miembros de las comunidades mapuches cuando el hundimiento de la lancha que los transportaba. Quedamos impresionados, como siempre, nutridos de esa forma que está en nosotros, que persiste, el ser mapuche que brota y se transmite y que nosotros como Ser Indígena llevamos también como un componente de nuestra sangre virtual….YYYYYeeeeyyyyeuuuuu

epeu: relato de un cuento o historia mapuche

Los Aymara del Mar

Publicado en Actualidad, Memoria el 25/03/2006 por admin

00000050 constrain 160x200 Aunque la visión dominante acerca de la población chilena nos muestra una nación fuertemente impregnada por las culturas hispana y anglosajona (al extremo de que la oligarquía chilena se arroga el mismo rol que el Estado judío ejerce en Medio Oriente, estigmatizando a movimientos indígenas de quechuas, aymaras y mapuches como “los musulmanes terroristas de Sudamérica”), no se debe perder de vista que en el territorio vecino habitó y habita una importante y variada masa originaria que todavía hoy lucha por sobrevivir ante los embates de la colonia exterminadora, de la república excluyente y de la modernidad etnicida.
Luego de siglos de presencia europea en el territorio chileno, varios de estos pueblos, tales como los aónikenk y los sélknam en el extremo austral de Chile, sucumbieron frente a la violenta usurpación de sus territorios ancestrales; aunque etnias como la de los mapuche, los aymaras, los atacameños y los rapa nui todavía conservan casi intactas sus identidades originarias, en una lucha social y étnica cotidiana donde el enfrentamiento con el Estado señorial chileno adquiere connotaciones sangrientas. Hoy, los líderes de las comunidades indígenas que resisten el exterminio racial en Chile, particularmente mapuches, son víctimas de sistemáticos crímenes políticos e injustos encarcelamientos.

Diversidad en extinción
Desde hace miles de años el territorio actual de Chile, al igual que el de la mayor parte de América, ha estado habitado por diversas agrupaciones humanas que vivían fundamentalmente de la caza y la recolección. Algunos pueblos, como los aymaras y los atacameños en el norte, vivían de la agricultura (cultivo de papa y quinua) y la ganadería de auquénidos (llamas y alpacas). Otros, como los changos en la costa norte, los rapa nui en Isla de Pascua, los chonos, los kawéskar o alacalufes y los yámana o yaganes en los canales australes, subsistían fundamentalmente de la pesca y la recolección de moluscos. Finalmente los mapuche, que habitaban entre el Choapa por el norte y las islas de Chiloé por el sur, los aónikenk o tehuelches de la Patagonia y los sélknam de la isla de Tierra del Fuego, vivían del producto de la caza y la recolección.
Sus formas de organización social también diferían unas de otras. Así por ejemplo, los aymaras se organizaban en ayllus que eran unidades territoriales formadas en base al parentesco, los que a su vez podían agruparse en confederaciones de ayllus o “señoríos”.
Los rapa nui, que habrían estado divididos en diversos grupos o tribus hasta el siglo XVI o XVII, tenían un sistema jerárquico de jefes a “ariki” y “cortes reales” que subsistieron hasta fines del siglo XIX.
Para los mapuches, la familia —compleja y extendida— bajo el liderazgo del cacique (lonco, ulmen), habría sido, en tiempos de paz, la organización fundamental.
La llegada del conquistador español introdujo grandes alteraciones en la vida de estos pueblos. El control del territorio hasta entonces habitado por los indígenas y el sometimiento de estos últimos se intentó materializar a través de la fundación de ciudades fortificadas a lo largo del país, de la distribución de las tierras de los indígenas a soldados españoles en pago de servicios y de la repartición de los indígenas a estos últimos a través del sistema de encomienda, como en el resto del Continente; con el agravante de que en Chile la migración anglosajona en el siglo XIX, impulsada por el capitalismo en expansión, consolidó el exterminio a extremos casi irreversibles.

Mapuches y aymaras
En el Censo de Población y Vivienda de 1992, se estableció que la nación Mapuche es la unidad étnica originaria más numerosa de Chile, con aproximadamente un millón de habitantes, la mitad de los cuales habita entre el río Bío Bío y la Isla de Chiloé, en la zona sur del país, en tanto que la otra mitad lo hace en Santiago y otras ciudades en distintas regiones de Chile.
El segundo grupo étnico de Chile está constituido por el pueblo Aymara, con una presencia de casi 50.000 habitantes concentrados especialmente en las regiones I y II (Tarapacá y Antofagasta) colindantes con Perú y Bolivia. De hecho, cuando Bolivia perdió su costa en el Océano Pacífico tras la guerra con Chile en 1879, nuestro país perdió también un invalorable patrimonio intangible al ser despojado de una población aymara estrechamente ligada a la cultura marítima. Los aymaras poseen ritos y tradiciones que usan frutos del mar como parte de su cultura ancestral. El mar que perdimos en 1879 fue un mar aymara.
Por otra parte, con una población de alrededor de 20.000 habitantes, la etnia de los Rapa Nui se constituye en el tercer grupo étnico que sobrevive en Chile. Este pueblo habita principalmente en la Isla de Pascua, ubicada en el Océano Pacífico a 3.800 kilómetros al oeste de una costa continental rica en recursos naturales que fueron depredados por una compañía inglesa entre 1895 y 1953.
Al igual que en Estados Unidos de Norteamérica, estos grupos étnicos fueron confinados a reducciones poblacionales mediante un sistema legal de despojos territoriales y de individualización de la tierra que sigue vigente. Este hecho resultó devastador especialmente para los mapuches. En su etimología, Mapuche significa “gente de la tierra”.
En virtud de aquella legislación de la tierra vigente en el país vecino, según explica María Ester Grebe, investigadora de la Universidad de Chile, muchas de las tierras más ricas de los mapuche fueron adquiridas mediante arriendo —hasta por noventa y nueve años— por particulares no indígenas en los últimos años, aumentando la migración mapuche a la ciudad y un consiguiente estado de mendicidad en gran parte de esta población expulsada de su hábitat.
Los mismos efectos tuvo esta política etnicida sobre el pueblo aymara; aunque con un matiz emergente de la modernización del norte chileno. Los aymaras de Chile, ligados también a la explotación del salitre en sus tiempos de auge, se especializaron dentro la esfera de la circulación trasladando productos entre la costa del Pacífico y la cordillera de los Andes, en una práctica trashumante común a esta etnia en la triple frontera Chile – Perú – Bolivia.
“Después de la apertura de los caminos hacia el interior de Iquique —ocurrido entre 1960 y 1965—, se inició el tránsito de camiones chilenos que sustituyeron gradualmente a las caravanas aymaras en el transporte y compraventa de productos agropecuarios andinos”, dice la investigadora. Esta situación se prolongó hasta 1977, añade Grebe, año en que los aymaras iniciaron la adquisición de camionetas utilitarias y camiones en la zona franca de Iquique con el fin de transportar y vender sus productos en el mercado urbano sin intermediarios. “De este modo el pastor jefe de hogar se convirtió en transportista, delegando sus funciones de pastoreo en su esposa e hijos”.
Grebe informa asimismo que esa nueva especialización de los aymaras chilenos los desvincula paulatinamente de las tierras de cultivo en un evidente proceso de “descampesinización”. Por esa vía estos aymaras se insertaron en la economía de libre mercado con relativo éxito, al saber combinar su sentido de austeridad y autonomía con sus principios de reciprocidad y complementariedad.
Sin embargo, los aymaras chilenos que todavía persisten en la producción agrícola aferrados a la tierra son sistemáticamente despojados de sus sistemas ancestrales de riego, y no reciben ninguna atención crediticia ni tecnológica del gobierno de Santiago.
Según José Aylwin, experto del Instituto de Estudios Indígenas, a diferencia del caso de los mapuches, la propiedad ancestral de sus tierras nunca les fue reconocida a los aymaras de Chile, quienes han sido prácticamente ignorados por las autoridades que “sólo han implementado respecto a ellos políticas destinadas a lograr su asimilación a la sociedad chilena mediante la aplicación de sus instituciones, principalmente la escuela y el servicio militar obligatorio”.

Wilson García, Bolivia, es colaborador de Ser Indígena.
E-mail: llactacracia@yahoo.com

Ser Mapuche

Publicado en Arte, Memoria el 24/03/2006 por admin

00000357 constrain 160x200 01 Juan Carlos Huillipan vive a escasos metros de la Laguna Ancapulli. Es un mapuche. Debe tener unos 21 años.
Lo recogí en la carretera que va desde Curarrehue a Pucón y lo acerqué hasta su casa. Hablamos de cómo tiene que trabajar en verano y estudiar en invierno, de la media hora caminando que tiene que hacer todos los días desde su casita hasta la carretera para coger el autobús, de porque su abuelita no le había enseñado el mapudungun, de los volcanes que yo quería fotografiar, de los peces de la laguna.
Cuando finalmente llegamos a su casa, después de recorrer unos kilómetros de ripio, se sorprendió de que hubiera hecho el recorrido sólo para llevarlo a él, sin otro objetivo, como si él mismo no mereciera esa ayuda…
Bajé hasta el pie de la laguna, el día estaba soleado, el agua como un plato llano, las aves chillaban muy bajito y el mundo estaba allí.
Los mapuches, la gente de la tierra, son tan importantes en su tierra y le dan tal importancia a la tierra que llevan su nombre en el suyo: Mapu.
Y en este texto, yo quería sentirme como sentí al mundo y a los mapuches ese día de Enero, en Chile, quería sentirme importante en Ancapulli, cerca de Curarrehue y cerca de Juan Carlos Huillipan.

M A P U C H E
(Dedicado a la «gente de la tierra»)

Bajó el cielo a la laguna Ancapulli y se juntó con el agua.
El agua de la laguna tocó la tierra en sus bordes y en un instante, volvió a ser el mundo solamente cielo, agua y tierra.
Todo se llenó de los sonidos de la vida, respiración del aire.
Todo se colmó del aroma de la verdad, olor del suelo.
Todo se invadió del color de la quietud, color de los colores.Y en el medio de la sensación evocada de ser mundo, vida y tierra, me quito la ropa, me desnudo el pensamiento y me dispongo a gritar que me nombro a mí mismo gente de toda esa belleza, gente de todo lo que nos ha sido dado, gente de la gente que vive, gente de la tierra: ¡mapuche!.

Rafael Presa Tomé
Desde Galicia (España)

El Canelo y el Mundo Espiritual

Publicado en Medicina el 22/02/2006 por admin

CaneloLa sociedad mapuche es muy respetuosa de la naturaleza, pues su filosofía reside en el equilibrio de las fuerzas de la naturaleza y de los espíritus. Para sanar o curar a una persona enferma deben balancear las fuerzas negativas y las positivas. Por ejemplo, la pena y alegría, el rencor y el odio, son parte de las causas de las enfermedades. El uso de las plantas se combina con otros elementos, por ejemplo, el diagnóstico puede hacerse también a través de la orina del enfermo o de su ropa.

Por esto las plantas se dividen en aquellas reveladoras de la enfermedad o del maleficio, y las plantas que se emplean en el tratamiento mismo. Las primeras, permiten el contacto del machi con el mundo de los espíritus o el ngenmapu o el ordenador y entre ellos destacan el canelo, el laurel, el wilel laweno remedio del adivino. Son plantas que mantienen un don de comunicación espiritual: el foye(canelo) conversa con la kila y así cada una se pone en contacto con otro elemento natural.

El poder de las plantas

Los machis y huimpife cuentan con centenares de hierbas plantas de uso medicinal, con poder curativo que inducen el trance, usadas y controladas por estos especialistas médicos de la sociedad mapuche. Es relevante el uso del foye o canelo, considerado un árbol sagrado, de presencia destacada en los eventos culturales más importantes del pueblo mapuche. Canelo o foye (Drimys winteri).
Otros remedios relevantes son el cachenlahuen, la viravira, la retamilla, el paico y el quinchamalí.
Las numerosas plantas medicinales juegan un rol dinámico en los rituales o ceremonias sagradas como el ngill.

Dado que son las machis las que conocen las propiedades de las plantas, ello conlleva una relación mucho más compleja que el conocimiento colectivo y ancestral de los ambientes naturales y de las estaciones o cambios anuales por los que pasan plantas y animales.

Fuente: http://www.conama.cl/certificacion/1142/articles-29101_recurso_2.pdf.

Revolución y Perplejidad

Publicado en Actualidad, Sabiduria el 15/02/2006 por admin

yatiri copia Los recientes resultados electorales han abierto, definitivamente, el cauce para una transformación revolucionaria en Bolivia que podría permitir la construcción de una nación sobre principios de equidad e igualdad, convirtiendo su diversidad cultural y étnica y su poderosa energía participativa, en factores dinamizadores y positivos.

Creemos en la tradición pacífica de nuestros pueblos indígenas y en sus prodigiosas reservas morales, filosóficas y creativas. Es asombroso comprobar que varios siglos de opresión y desprecio, de odio y racismo, no pudieron aniquilar el alma de una cultura que cifró sus esperanzas en los valores de la reciprocidad y la solidaridad y que conserva profundamente su visión de amor e integración con la Naturaleza. Eso son los indios que en Bolivia son mayoría.

Esa es la mayoría triunfante y esos hombres y mujeres no han votado para seguir siendo objeto de desprecio y marginación. Ese voto mayoritario no se ha depositado para conservar la soberbia señorial que los ha destinado a la miseria y el abandono. Ese voto ha llevado a uno de los suyos hasta la cumbre del poder político y lo ha hecho para que se cumpla el gran cambio, el Pachakuti profetizado.

Por eso, seguramente, decía Evo Morales, después de la victoria: “ Ya no es hora de quejarnos sino es hora de hacer”. La perplejidad inusitada de algunos grupos de poder y privilegio minúsculos y de gente “blanca” que siempre se ha considerado superior racialmente a los indios, no puede ser más elocuente. Un escritor y político de ese grupo social ha confesado que desde el día del triunfo electoral de Evo Morales, no puede dormir en paz. Y no es para poco, porque un temor casi atávico al indio, posiblemente generado por la memoria colectiva del terrible cerco a La Paz en 1781, en el que pereció la mitad de la población de la ciudad, atormenta el subconsciente colectivo de los señores que ultrajaron, explotaron y despreciaron a los indios y hoy temen la venganza.

Sin embargo, el pueblo triunfante está tomando su victoria con admirable madurez. No hay asomo de manifestaciones revanchistas en las masas que hoy muy esperanzadas, vislumbran la posibilidad de ver terminado o aminorado su cotidiano sufrimiento. Es más, el rechazo a las propuestas violentas, radicales y racistas del otro candidato indígena –hoy en la soledad- son prueba evidente de la disposición al entendimiento y conciliación.

Los pueblos indígenas han acumulado suficientes motivos para la venganza. Tanto maltrato, abuso y postergación, serían suficientes motores para desatar la violencia reivindicativa, pero no ha ocurrido y parece posible la transformación revolucionaria sin revanchismos.

Esas masas han atesorado las enseñanzas de su experiencia histórica, han aprendido la paciencia del oprimido que tiene fe en su destino libertario. Debe considerarse, no obstante, que esas masas tienen memoria positiva de su pasado histórico y lo toman muy en cuenta a la hora de reclamar sus derechos.
No han sido masas inertes e indiferentes en el pasado y han luchado siempre por su liberación: con la guerra, cuando no había otra alternativa y con la resistencia pasiva, conservando sus tradiciones, su cosmogonía, su pensamiento cuando era necesario.

Se alzaron contra los conquistadores españoles desde su llegada a estas tierras; se alzaron en 1781 en una gigantesca gesta militar que sitió las ciudades causando más bajas en sus enemigos que en las mayores batallas de la guerra de la Independencia que encabezó Bolívar; combatieron junto a los jefes guerrilleros durante 15 años y fueron la tropa básica de la guerra de guerrillas hasta la creación de la República.

Y volvieron a alzarse contra esta, cuando Melgarejo arrebató las tierras de sus comunidades. Continuaron insurgentes en innumerables sublevaciones que culminaron en la Guerra Federal cuando derrotaron al ejército del Presidente Alonso y fueron traicionadas por el General Pando.

Continuaron alzándose para reclamar sus tierras en los años precedentes a la Guerra del Chaco y se alzaron contra los terratenientes del altiplano y los valles hasta que la revolución de 1952 comenzó a repartirles la tierra.
Hicieron la guerra armada e hicieron la guerra silenciosa al replegarse a la soledad del campo, cuando debieron luchar por sus ideas, por sus creencias, por su ideología, simulando ante los curas devoción, incorporándose sólo a las manifestaciones litúrgicas de la religión impuesta, como las misas y procesiones, porque en el fondo, nunca aceptaron los contenidos del Evangelio, la ideología de la religión invasora, ya que jamás identificaron el mal con el amor, el sexo con el pecado. Esa guerra callada la ganaron lejos y aquello les permitió ser ellos mismos a través de los tiempos y preservar su Identidad.

Por eso hoy continúan venerando a la Pachamama, a los Achachilas, dioses tutelares de Los Andes, siguen hablando con las plantas, considerando hermanos a los animales que les ayudan a vivir, y siguen consultando en las hojas de la coca sagrada su presente y su futuro.

Ellos son gran parte de los bolivianos que votaron por Evo Morales, hombres y mujeres que hablan sus lenguas vernaculares. Miles de ellos han emigrado a las ciudades en busca de trabajo, pero no han abandonado del todo su cultura, mantienen los nexos con sus comunidades de origen y siguen venerando a sus dioses tutelares.

Han sido cientos de años una nación clandestina que ha sobrevivido a la invasión, pensando la vida a su manera, componiendo su realidad respetando tradiciones y organizaciones sociales propias. Sus opresores, no esperaban su presencia multitudinaria y hoy están perplejamente obligados a respetar el veredicto popular. Han sido vencidos, no sólo por la multitud, por la cantidad, sino por la diversidad.

Hace algunos años publiqué un artículo llamado La Diversidad Afortunada para referirme a lo que siempre he considerado la principal riqueza de nuestra nación, porque la diversidad cultural de Bolivia nos hace pródigos y ricos en productos espirituales que son los productos inmortales de la imaginación.

Cada pueblo sabe imaginar su futuro con la sabiduría que le llega desde las remotas fuentes de su experiencia histórica, pero más que nada, de la suma de saberes que se han acumulado en la elaboración de una cultura cuya inventiva es infinita, cuyas sabidurías nos benefician a todos, sea con su arte, con sus habilidades en muchos campos, con su conocimiento profundo de sus respectivos entornos y con sus propias y notables maneras de pensar las realidades que dominan.
Esto los ha hecho atinados, juiciosos y certeros. “La diversidad afortunada”, sabía que había llegado la hora, el momento decisivo, el 18 de diciembre.
Es también evidente que la derrota de la derecha ha sido catastrófica no solo en términos políticos. El mayor fracaso no estuvo en las urnas sino en la incapacidad de ese estamento social por comprender la realidad en la que actuaba.

Saben poco sobre el país en el que viven, tienen dificultades para leer nuestra realidad social, desprecian las posibilidades culturales y económicas de nuestra diversidad cultural y no sospechan la complejidad del pensamiento andino, porque siempre lo subvaloraron, no se percataron que ese pensamiento no responde ni a la lógica kantiana ni a la certidumbre racionalista francesa.
Una izquierda señorial, todavía presente, padece similar ignorancia.

LOS FENÓMENOS PUEDEN NO SER PARA SER

El pensamiento andino, en el que los fenómenos pueden no ser para ser, lejos de Parménides que inmovilizó al Ser al sostener que el “Ser es”, y de Descartes que confió a la razón la única posibilidad de conocer la verdad,es un pensamiento distinto.

En ese pensamiento el sí puede significar no, muchas veces, y al revés, dependiendo de la circunstancia, porque su carga significante maneja una dialéctica distinta a la occidental. Un pensamiento que reconoce en la intuición un poder mayor que el del razonamiento desconcierta a los pensadores que se han formado en la escuela occidental.

Ese pensamiento se articula en la fusión de los opuestos, en el Tinku o encuentro de los adversarios y la pelea, que es desencuentro, se hará para encontrarse. Y si no se comprende la paradoja no se entiende nada.
En el norte potosino se exorciza así la violencia que podría volverse permanente, con la violencia ritual de la dura pelea campal y anual del Tinku, en medio de cánticos y música.

En esa fiesta de enfrentamiento se resuelven todos los entuertos y malentendidos, las ofensas y agravios acumulados durante el año en la interelación de ayllus o comunidades rivales. Porque no todo es ideal y la sobrevivencia es muy dura, en las ventosas y gélidas altipampas o en los valles erosionados por las sequías recurrentes, condiciones que sin falta, generan conflictos de todo orden.

Los pueblos andinos, desconcentraban permanentemente el poder político para evitar su envilecimiento. Hoy mismo, el jefe de una comunidad, de una organización indígena o el dirigente de un sindicato obrero sólo representa al poder, porque no existe orden piramidal. El poder político andino nace en las bases de la sociedad, en la voluntad colectiva y gracias a esa mecánica social fueron posibles los grandes movimientos de masas organizadas que han cambiado el panorama político boliviano.

La consulta, la transparencia, la atención y respeto a la opinión de los demás han sido fundamentales herramientas para el triunfo electoral. Esa concepción del poder no concentrado ha sido también de vital importancia en las recientes convulsiones sociales que están cambiando Bolivia…

En la cultura andina se manejan, en el intercambio económico, no sólo valores materiales, sino sentimientos y esto es lo notable, porque descoloca cualquier discernimiento basado en la lógica utilitaria.
Sentimientos de solidaridad y reciprocidad que nada tienen que hacer con la suma aritmética del 2 + 2 = 4.

En el norte de Potosí, cuando se intercambia una llama por un costal de maíz, se está adquiriendo una amistad que no tiene precio.
Cuando, en una feria del altiplano, una vendedora de locotos rechaza vender todos sus frutos de una sola vez, aún a un mayor precio, está revelando la conciencia de una función social que tampoco obedece a la lógica del mercado occidental.

En ese pensamiento las ideas de la libertad están lejos de confundirse con el pragmatismo libertino.
Un pensamiento en el que los sujetos son libres en la libertad del grupo social y nunca –a decir de Mariátegui- son menos libres que cuando están solos. En el mundo andino nadie busca la “libertad” del neurótico que se adjudica el insensato derecho de hacer lo que le venga en gana. Resulta autodestructivo no armonizar con los demás.

El individuo, cuya singularidad es reconocida permanentemente en la comunidad, ejerce una libertad responsable, conoce los límites para no dañar al otro o a los otros, y su propio accionar libre está garantizado por la protección de los demás, en la medida en que forme parte armonizada con el conjunto. Aislado, individualizado, está condenado a desaparecer, a emigrar, a disgregarse.

UN HOMBRE LLENÁNDOSE DE LUZ

Hace muchos años, cuando en una oportunidad en la que el reventón de una llanta me hizo buscar ayuda en una carretera del altiplano, llamaba a gritos a un campesino que, en esa hora crepuscular, se hallaba sentado en la cima de una colina. Un anciano que presenciaba mis inútiles intentos, se me acercó para decirme que el hombre no iba a descender hasta que el sol no terminara de ocultarse. Le pregunté porque razón y su respuesta fue tan sencilla como inquietante: “Porque se está llenando de luz”. “¿Y para qué?”, pregunté desconcertado. “ La gente reunida de nuestra comunidad le ha elegido Jefe para este año”. Me di cuenta esa tarde maravillosa que la cultura de la mayoría de mi pueblo, me era desconocida.

Se trata, pues, de la presencia de dos distintas cosmovisiones y el gran desafío político presente, no radicará tanto en resolver problemas de déficit en la balanza de pagos o en hacer acuerdos con las transnacionales que respeten nuestra soberanía, sino en conjugar, en armonizar, partiendo del respeto mutuo, las dos distintas maneras de componer nuestra realidad, las dos distintas maneras de pensar el mundo que podrían y deberían conjuncionarse, reconociendo el papel estratégico de la cultura de las mayorías en una sociedad en cambio y transformación.

Difícil tarea social y política que no puede hacerse de la noche a la mañana y que requiere del concurso de esas dos Bolivias que deben encontrarse en la contemplación desprejuiciada; dando y recibiendo, admirando y respetando, para incorporar los beneficios de la tecnología de la modernidad sin perder los horizontes de la propia identidad cultural.

Un médico cirujano que puede salvar una vida, allí donde la medicina tradicional no alcanza, deberá mirar al herbolario con el mismo respeto que reciba de este, porque un verdadero callahuaya, que conoce el uso de 2 mil o 3 mil plantas medicinales, es tan culto como el cirujano que opera una peritonitis, como muy culto era aquel campesino –que tuve la suerte de conocer– que podía guiarse en la noche con solo mirar el cielo estrellado ya que le eran familiares más de 600 estrellas.

La familiaridad con la naturaleza, la sabiduría heredada para relacionarse con ella y el contacto cotidiano, han hecho de los pueblos indígenas grupos humanos privilegiados en muchos sentidos y por otra parte, la convivencia colectiva les ha permitido gozar de una condición de armonía psicológica que los “civilizados” ya no conocen.

En cuanto el individuo es desarraigado del grupo empieza la neurosis y el miedo, se rompe el orden natural, el estado natural gregario y probablemente muchos problemas psicosociales e individuales de la sociedad moderna se deban a esa fractura. Ocurre con el indígena que deja la comunidad y rompe sus lazos con el grupo. Su desarraigo y pérdida de identidad cultural lo hacen susceptible a la corrupción y a la violencia y aquellos desarraigados que se elevan con el dinero, resultan, muchas veces, más racistas con sus hermanos de etnia que los blancos discriminadores.

Los vínculos con la comunidad de origen, se prolongan hasta futuras generaciones ya mestizadas. Lo vemos en la fuerza del folklore boliviano que sorprende a propios y extraños, intensificándose año tras año; lo vemos en las tradiciones y prácticas religiosas paganas que llevan a comerciantes mestizos del valle de Cochabamba a subir a las apachetas el primer viernes del mes de enero para ofrendar una “mesa” a la Pachamama y pedir buena fortuna; o agradecer en Oruro a la Virgen católica bailando “Diablada”.

EL DIA DEL PACHAKUTI

En la ciudad de La Paz, poblada mayoritariamente por aymaras y mestizos, y donde la votación por el candidato indígena se acercó al 70%, no existe una violencia delincuencial notoria.
Los periodistas extranjeros, que llegaron días antes de las elecciones, se sorprendieron mucho de la posibilidad de salir de sus hoteles en altas horas de la noche sin problemas de ese tipo. Si ocurre un asalto será excepcional como excepcional sería que no ocurriera en Bogotá o Lima.

Hay tanta o más pobreza que en otras ciudades de América Latina, pero la población indígena que compone la mayoría de sus habitantes, procede del campo, no ha roto sus vínculos sociales con la comunidad de origen y en general vive en la ciudad cerca o vinculado a su gente que le ayuda o protege. El individuo no está solo y las tradiciones de honradez aymara pesan mucho.

Los banqueros están descubriendo sorprendidos –porque en general muchos de ellos siempre han pensado lo peor de los indios- que sus clientes más cumplidos y responsables son artesanos, pequeños comerciantes y gremialistas de origen indígena.

La disciplina y el rigor indispensables para sobrevivir en el altiplano han llegado con ellos a las ciudades. Y la ética de la solidaridad, que nada tiene que ver con la “ética indolora” de la postmodernidad, de la que nos habla el filósofo Lipovesky –caracterizada por el oportunismo–, anida en la conducta de la multitud indígena.

Son revolucionarias las ideas, ejemplos y prácticas vigentes del mundo indígena y pueden enriquecer profundamente la praxis de una política social y económica de justicia y equidad, porque ambas categorías están contenidas en su filosofía.

Bolivia tiene la oportunidad de dar ahora un salto gigante de carácter histórico. El viejo Estado, creado para servir a los señores y excluir al pueblo, parece haber llegado a su fin. Tal vez debamos sufrir los bolivianos aún sus últimos coleteos, pero es incuestionable que la conciencia generada en el pueblo, de alcanzar el poder político, está cambiando a Bolivia irreversiblemente.

EL DIA DEL PACHAKUTI

La masiva asistencia indígena y popular al acto democrático electoral del 18 de diciembre ha sido pródiga e inquietante. Un nuevo fenómeno que, a mi entender, tiene que ver con el universo colectivo de los pueblos originarios, se ha hecho presente en mi percepción. Siento que había un secreto entendimiento entre ellos, una certidumbre de la intuición, de que ya había llegado el día del Pachakuti, el día del gran cambio, anunciado por los mitos y las leyendas.

Es un hecho que no sólo los indios se volcaron a elegir a un candidato igual a ellos, confiando en su habilidad para representarlos. Lo hizo a su vez la clase media, unos, tal vez por repudio contra la envilecida clase política; otros reconociendo la integridad moral del candidato indígena y probablemente confiando en la solvencia intelectual del candidato a Vicepresidente, y quizás los últimos, ansiosos por un gran cambio, apostaron al más distinto, en una suerte de ruleta rusa.

No podemos aún construir una idea precisa de lo que ocurrió el 18 de diciembre, porque creo que estamos demasiado cerca de estos hechos trascendentales. Tuvieron que transcurrir muchísimos años para que los bolivianos pudiéramos aquilatar el proceso del 1952. Esa cercanía sólo nos permite conjeturar, pero creo que un apasionante fenómeno social ha movilizado a los indios de Bolivia.

EL IMAGINARIO SOCIAL INSTITUYENTE

El gran filósofo griego-francés Cornelius Castoriadis, llamó lo Histórico Social o el “imaginario social instituyente”, a ese poder de accionar de las masas que en momentos de emergencia se autoinstituyen y autotransforman.
¿Una multitud puede moverse orgánicamente, actuar y triunfar sin líder, sin partido que coordine?
Las masas triunfantes que expulsaron del poder a Sánchez de Lozada en octubre, actuaron con asombrosa eficacia para reunirse -a pesar de la feroz represión armada- para deliberar colectivamente y decidir acciones y medidas. Sindicatos, juntas vecinales, gremios y estudiantes al tiempo que recogían sus muertos y heridos articularon una insurgencia que volcó más de 200 mil personas, decididas a ofrendar sus vidas, sobre la ciudad de La Paz.

Los alteños expulsaron al Presidente vendepatria, inspirados por sus seculares tradiciones culturales organizativas comunitarias andinas, por la experiencia de los viejos sindicalistas mineros “relocalizados” que hoy habitan en la ciudad de El Alto y tal vez por la memoria histórica acumulada desde el remoto cerco de La Paz que encabezaron Bartolina Sisa y Julian Apaza en 1781.

En esa circunstancia histórica, las masas alteñas instituyeron un nuevo poder político popular, sin dirección de partidos políticos o líderes tradicionales, pero con la claridad suficiente como para saber que protagonizaban un momento histórico y podían exigir un nuevo Estado que sea capaz de resolver sus demandas, buscando en la Asamblea Constituyente un nítido instrumento para construirlo. El 18 de diciembre las multitudes del país entero, alentadas por la memoria del poder colectivo probado en Octubre, salieron confiadas a recuperar una soberanía que les pertenece.
Confío mucho en la sagacidad de las masas insurgentes, en su capacidad de autoinstituirse y de intuir y marcar los derroteros por los que debe marchar el gran cambio. Esa sagacidad colectiva, que ha demostrado claramente su presencia en los grandes levantamientos recientes, ha instituido un control social de enorme eficacia, tanto que pudo paralizar la maquinaria de la corrupta clase política, cuyos partidos rezan hoy los responsos de su entierro.
Los viejos políticos y sus partidos se vieron sitiados por esas multitudes vigilantes y exigentes que les obligaron a cambiar la Ley de Hidrocarburos, llamar a nuevas elecciones y convocar a la Asamblea Constituyente. Ese mismo control social, instituido en la Asamblea Constituyente, contiene la fuerza para contener apetencias desmedidas, autoritarismos, desmanes y corrupción que han caracterizado la conducta de los políticos tradicionales, y que podrían volver a presentarse en medio de la euforia y el mareo de muchos de los que ahora llegan a mandar.

El mundo entero mira a Bolivia perplejo e intrigado. Estoy persuadido que si este proceso político, social y cultural logra consolidarse, tendremos también respuestas positivas para el mundo exterior, globalizado y aterrorizado por el dominio de un imperio deshumanizado que actúa ofuscado por el miedo, por su hiperdesarrollo tecnológico y por la terrible soledad del individualismo.